DESTACADO: ¿Qué es Hay Mujeres?

Se trata de una plataforma virtual en la que podrás encontrar talentos femeninos en las más diversas áreas. Dado que el paisaje de la opinión pública chilena es todavía excesivamente masculino, creemos importante problematizar el fenómeno de la invisibilidad femenina. Más información en haymujeres.cl

Últimas actualizaciones de 'Hay Mujeres'

sábado, 13 de diciembre de 2014

Participación de la Mujer en Política: Dimensión Internacional

PARTICIPACIÓN DE LA MUJER EN POLÍTICA
Dimensión Internacional
Viernes 12 de diciembre de 2014
Carol Hardy-Fanta y Ma. de los Angeles Fernández
Carol Hardy-Fanta y Ma. de los Angeles Fernández

La igualdad de género es un principio constitucional que señala que hombres y mujeres son iguales ante la ley, lo que significa que todas las personas, sin distingo alguno, tenemos los mismos derechos y deberes frente al Estado y la sociedad en su conjunto. Sin embargo, para que haya igualdad, ésta debe traducirse en oportunidades reales y efectivas para ir a la escuela, acceder a un trabajo, a la salud, a competir por puestos o cargos de representación popular, entre otros.
Aunque las mujeres representan más del 50% de la población, no tienen ni están cerca de ese nivel de representatividad y de visualización, en el que los hombres siguen siendo mayoría. No sólo Chile se encuentra en uno de los últimos lugares del cono sur en este aspecto sino que la participación de la mujer en el mundo laboral y la representación femenina en política es una de las peores evaluadas según un informe elaborado por el Foro Económico Mundial, que clasifica según diversos aspectos, cómo los países avanzan en materia de igualdad de género.
En este programa conversamos con María de los Angeles Fernández, cientista política, directora y fundadora de la ONG Hay Mujeres, una plataforma virtual en la que se pueden encontrar talentos femeninos en las más diversas áreas, y Carol Hardy-Fanta, directora emérita del Centro de Mujeres en Política y Políticas Públicas John W. McCormack de la Universidad de Massachusetts

martes, 2 de diciembre de 2014

Hay Mujeres constituye su primer directorio

OJOS DE LA LLAVE | Revista Qué Pasa.
Original en http://www.quepasa.cl/articulo/ojos-de-la-llave/2014/11/17-15709-9-hay-mujeres-constituye-su-primer-directorio.shtml
jueves 20 de noviembre de 2014

Fue tras la ENADE de 2011 que la cientista política, María de los Ángeles Fernández (en la foto), decidió pasar a la ofensiva: en un año marcado por las movilizaciones sociales, el foro no convocó a ninguna mujer para exponer.  Fue la chispa que dio origen a la iniciativa Hay Mujeres, dedicada a visibilizar a las mujeres especialistas en distintas áreas de la actualidad en los medios de comunicación, foros y otras instancias. Apoyada por el gobierno de Noruega -que tiene como uno de los propósitos de su política exterior, el fomentar la igualdad de género-, Hay Mujeres creó una plataforma virtual (www.haymujeres.cl) y el martes pasado constituyó oficialmente su directorio, con Fernández como presidenta. Su vicepresidenta es la periodista Paula Escobar, editora de Revistas de El Mercurio y Premio Lenka Franulic 2014. Su secretario es Pablo Matamoros, ex encargado de estrategia digital del gobierno de Sebastián Piñera; y su tesorero es Cristián Leporati, director de la Escuela de Publicidad de la UDP. En la reunión manifestaron su preocupación por la ausencia femenina en el pasado Chile Day, organizado en Londres.


sábado, 1 de noviembre de 2014

Las cuotas y su prueba de fuego

El Mostrador, 1 de noviembre de 2014: http://www.elmostrador.cl/opinion/2014/11/01/las-cuotas-y-su-prueba-de-fuego/

MARÍA DE LOS ÁNGELES FERNÁNDEZ, JAVIERA ARCE Y TANIA BUSCH
María de los Ángeles Fernández, analista política y creadora de "Hay Mujeres"; Javiera Arce es cientista política; y, Tania Busch es abogada, Mg. en Ciencias Jurídicas PUC.

En el último tercio del año en curso debiera ver la luz la reforma al sistema binominal. Integra el proyecto presentado por el gobierno un mecanismo de cuotas transitorio que implica un equilibrio de no más de 60 ni menos de 40 de cada sexo en la conformación de las listas. Su aprobación, que es una aspiración largamente acariciada por el movimiento de mujeres, vendría a ser un indicador de que la política chilena se interna efectivamente en el llamado “nuevo ciclo”, así como una respuesta a las repetidas recomendaciones de los organismos internacionales en la materia.

Habiendo concluido su tramitación en la Cámara de Diputados, la que no estuvo exenta de polémica, la medida enfrentará en el Senado su prueba de fuego por cuanto presenta una disyuntiva. Existe una aparente contradicción entre las cuotas y las primarias, por cuanto ambos mecanismos contemplan entendimientos distintos de lo que es la igualdad política: las primeras facilitan la igualdad de resultados mientras las segundas promueven la igualdad de oportunidades.

Como una solución, se ha planteado la suspensión de primarias para la elección de candidatos al Congreso durante el período de duración de las cuotas. Estamos hablando de aproximadamente quince años. Suena, en principio, sencillo, claro y fácil de explicar, por cuanto, además, se esgrime que la posible disputa por cupos se debiera diluir con el aumento de su cantidad disponible bajo un sistema proporcional.

Sin embargo, cabe preguntarse si, bajo tanta sencillez, se esconde una propuesta razonable. Los motivos son varios, siendo conveniente aclarar que quienes suscriben en ningún caso consideran que las primarias constituyan una panacea.
En primer lugar, suprimir las primarias por tal plazo viene a contradecir argumentos previos esgrimidos para impulsar el mecanismo. ¿No se señaló que lo que se quería era ingresar en las listas y poder competir, no esperando en ningún caso cupos regalados, como era el argumento de no pocos detractores?

En segundo lugar, se tiende a desconocer que dicho mecanismo, de reciente aplicación en Chile, forma parte de una tendencia creciente en los sistemas políticos occidentales como forma de propiciar mayor democracia interna en los partidos así como un intento de mayor acercamiento entre elegidos y votantes. En un contexto donde las oportunidades de elección van en aumento y existen expectativas de que, cada vez, más decisiones y cargos dependan de la voluntad popular, colocar a las primarias en un limbo va en la dirección contraria. Es cosa de ver la recurrencia de consultas y plebiscitos que realizan el gobierno o los municipios para distintos temas, la propuesta de elección directa de los intendentes o el hecho de que los chilenos residentes en el exterior podrán concretar su voto en la próxima elección presidencial.

Una tercera razón es que, con la suspensión de primarias y la obligatoriedad de 40% de mujeres en las listas, lo más probable es que las mesas directivas (donde las mujeres precisamente no abundan) coloquen a las candidatas en distritos donde sus posibilidades reales de competir son nulas.

Y, last but not least, si bien técnicamente es posible hacer reparos fundados al mecanismo de primarias por las barreras de entrada que pone a quienes pertenecen a grupos desventajados, como las mujeres, no parece presentable políticamente que los mismos que convencieron a la ciudadanía de que dicho mecanismo vendría a resolver el déficit de participación y de legitimidad que tiene el sistema de partidos y el congreso, hoy propongan suspenderlas. ¿No es dable pensar que una decisión de esta naturaleza podría contribuir a mermar todavía más la confianza en las instituciones y ser incomprensible para el ciudadano de a pie?

El debate en el Senado puede contribuir a mejorar el mecanismo de las primarias y atacar ciertos factores críticos de una ley que, en las actuales condiciones, no entrega esperanzas de eventual triunfo para el 40% de mujeres que integrarán las listas.
Es por ello que proponemos: 1) financiamiento público para candidatos que decidan competir en primarias, incluidas fuertes políticas de transparencia en los donativos, límites bajos y fiscalización efectiva del gasto electoral; 2) debido a que el acto eleccionario es fundamental para el éxito, se debe contemplar el día de la elección transporte público gratuito para los electores, con recorridos consensuados entre todos los comandos, para evitar el acarreo y cohecho, tal como se observó escandalosamente en campañas enfrentadas por algunas candidatas en las pasadas primarias.

Una solución intermedia es que las primarias se apliquen solamente en aquellos distritos con magnitudes menores, dado que la disputa por entrar a las listas será allí más fuerte que en los de mayor tamaño (que podrán llevar hasta 9 candidatos por lista).

Independientemente de la solución por la que se opte, es de capital importancia prever fórmulas de revisión periódica de la presencia de mujeres en el Congreso, para lo cual se sugiere entregar las facultades correspondientes al Consejo Directivo del Servicio Electoral, de forma de ir incorporando los correspondientes correctivos. Paralelamente, y por cuanto se encuentra en agenda la idea de modernizar la ley de partidos así como la de financiamiento de la política, es importante incluir incentivos para que éstos implementen programas de reclutamiento y formación política de candidatas, así como la exigencia de cuotas efectivas, tanto en las mesas directivas como en los cuerpos colegiados que toman decisiones a su interior.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Chile y España: la reinvención como reto

Diaro El País - España 29 OCT 2014 - 01:18 CET1

A pocos más de seis meses de iniciado su segundo mandato, la presidenta Michelle Bachelet inicia una gira por Europa. Visitará dos países, cada cual con su connotación especial. Por un lado, Alemania, donde vivió su exilio, conducido por Angela Merkel con quien, según las estudiosas del liderazgo político femenino, tendría más de alguna coincidencia. Por el otro España, de donde tomó la paridad de género como criterio para conformar sus gabinetes. Una señal elocuente es que se trata de la primera visita de Estado de un gobernante extranjero desde que el rey Felipe VI asumiera la corona. Aunque se firmarán convenios en distintas áreas, no es sorprendente que el viaje tenga un acento empresarial. Por otro lado, uno de los objetivos es la renegociación del acuerdo que se firmó con la Unión Europea hace ya diez años.

La estrecha relación comercial entre Chile y España encuentra a ambos países enfrentando disyuntivas económicas de distinta naturaleza. El primero experimenta señales de desaceleración económica, habiéndose generado un amplio debate acerca de su origen. Mientras unos la explican por el fin del superciclo de los commodities, otros la adjudican a la incertidumbre provocada por las reformas fiscal, electoral y educacional que el gobierno de la Nueva Mayoría se encuentra impulsando. Las señales fueron advertidas en 2013, durante la administración de Sebastián Piñera, en la que no se hizo nada significativo para romper las ataduras de su economía con la exportación de cobre.

España, por su parte, se encuentra maniobrando en medio de la crisis económica más acuciante de su historia reciente. América Latina ha sido siempre destino preferencial para su inversión, la que se espera que entre ahora en "un tercer tiempo", marcado por un flujo bilateral más igualitario. Así se señaló en la última Asamblea del Consejo Empresarial de América Latina (CEAL) en la que, además, se abordó el potencial para el aumento de riqueza que tiene la incorporación laboral femenina. Chile aspira a dar garantías de su estabilidad y seguridad jurídica así como informar que los cambios estructurales en curso, avalados por organismos como el FMI y la CEPAL, son indispensables para cautelarlas.

Dado el rol que ha jugado la inversión extranjera directa (IED) en el crecimiento económico chileno, España es un socio a cuidar: es el primer inversor extranjero directo en términos de stock, con 32.263 millones de dólares. Se trata de un portafolio diversificado donde sobresalen sectores como infraestructura y energía. En esta etapa ha venido a sumarse un importante contingente de pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, se encontrará con una España que aspira a ser, más que oferente, puente hacia Europa y África. Ya en 2013 fue el país de la eurozona que más inversión foránea atrajo. En este marco, Chile resulta apetecible: según datos de la CEPAL para el año 2012, su inversión en el exterior fue la segunda más alta en Iberoamérica.

Los flujos comerciales no debieran agotar la relación bilateral por cuanto hay espacio para desafiar las ideas convencionales acerca de la cooperación. Factores históricos y estructurales parecen avalarlo. La transición chilena a la democracia se inspiró en los Pactos de La Moncloa. Por otro lado, es posible generar conversaciones de otro tipo en torno a dos desafíos estratégicos de mediano plazo. Ambos enfrentan la exigencia de revisar sus estrategias de desarrollo así como los papeles asignados al Estado y al mercado.

En el caso de Chile, el comercio exterior constituye una dimensión estructural de su economía. Es el primer país del mundo en número de acuerdos comerciales firmados que le garantizan acceso preferencial a mercados que representan más de un 90% del PIB mundial. Pero el país debe superar su problema energético, su escasa diversificación y su baja productividad para eludir la llamada "trampa de los países de ingreso medio". En el caso de España, se observa una apuesta por un modelo exportaciones de bienes y servicios con un rol creciente del libre mercado, con pretensión de dejar atrás la dependencia de la construcción y el soporte del sector turismo.

El modelo de desarrollo, en todo caso, forma parte de una empresa mayor. Por motivos diferentes, los dos países estarían enfrentando lo que se llama "una segunda transición" en la que deberán revisar sus bases constitucionales. No es casual que la comitiva chilena esté integrada por Ximena Rincón, Ministra Secretaria General de la Presidencia y quien tiene a su cargo la tarea de proponerle a la Presidenta Bachelet el mecanismo que permita concretar una nueva Constitución. Chile es el único país de América Latina que mantiene una Constitución establecida en dictadura. A su vicio de origen se suma que ha devenido en un problema, tanto para el desarrollo económico y social como para el avance de los derechos sociales.

En cuanto a España, el desafío soberanista catalán ha puesto en jaque su modelo territorial aunque ya el movimiento 15-M reveló la necesidad de encarar la llamada "regeneración democrática". España ha cambiado solamente dos veces su carta magna, motivada por su vinculación con la UE. Curioso es que tanto a Chile como a España los una, también en este aspecto, una cierta reticencia pero, al parecer, estamos en el tiempo. Ya un autor como Roelofs dijo, en su momento, que "la gobernabilidad tiene que reinventarse cada veinte años".

La verdadera mediocridad

Si es que realmente hay mediocridad en el país, es otra, pero relacionada con la falta de creatividad, la miopía y el desaprovechamiento.

por María de los Angeles Fernández - La Tercera 23/10/2014 - 04:00

MURPHY con su ley irrumpió en la realización del ChileDay en Londres, destinado a promover la imagen de nuestro país entre los inversionistas y el mundo financiero. ¿Cómo interpretar, si no, la afirmación del Financial Times según la cual seríamos la economía que encarna mejor “la nueva mediocridad”? Influyente en el mundo empresarial, dicho medio  ha venido destinando a Michelle Bachelet frases tan ingeniosas como faltas de inocencia. Recordemos que durante su primer mandato la catalogó como “primera entre desiguales”. Posteriormente, de ella dijo que era “lo más cercano a una santa viviente que tenía Chile” o que “podría traficar osos panda sin dañar su imagen por ello”.

No es fácil salir de las etiquetas que la prensa internacional te endilga una vez que te las coloca. Sobre ello, pueden dar cátedra algunos países de la región. Aunque es pronto para anticipar su impacto en la tarea de construcción de confianzas en la que está embarcado el gobierno, la afirmación en cuestión -emitida por Christine Lagarde, directora del FMI, en otro contexto- viene a reforzar argumentos que comienzan a circular en el debate nacional.

Se observa un intento por retornar a la idea de que el crecimiento y sus recetas conocidas serían los mercados libres y la intervención limitada del mercado. Así nos los viene a recordar el académico John Cochrane, de la Universidad de Chicago, en este mismo diario. A dichas fórmulas insisten en aferrarse ciertos sectores del empresariado, para quienes el fortalecimiento de las atribuciones del Sernac para velar por los abusos o la previsión de los costos medioambientales sería poco menos que estorbo. Ello contrasta con una búsqueda por parte de grupos de empresarios en el mundo, que entendiendo que la desigualdad es fuente de males económicos, indagan nuevos enfoques. Se comienza a hablar de capitalismo consciente, moral o inclusivo.

Si algo se pudo aprender tras el revés concertacionista en las urnas en 2010 y coincidente con el ingreso de nuestro país a la Ocde, es que crecimiento asociado a chorreo no supone desarrollo, y que habiendo sido exitosos en reducir la pobreza, el país está al debe en el combate a la desigualdad. ¿O hay que recordar que somos el más desigual dentro de la Ocde, el cuarto de la región y el décimo del mundo?

Junto con reconocer la necesidad de redistribuciones más justas, se inició un debate sobre el crecimiento sostenido, asociado a nuestra magra productividad. Los expertos señalan la necesidad de superar la visión cortoplacista del mercado y desatar nudos gordianos en energía, educación, infraestructura, innovación y tecnología. ¿Será que porque los consultados son hombres, se les escapa otro factor gravitante en la productividad, como es la capacidad de las mujeres? Saadia Zahidi, directora senior del WEF, ha planteado que “con paridad de género, la UE podría elevar su PIB en 12%, Japón en 9% y EE.UU. en 5%”. La propia Lagarde señala que “enfocarse en la otra mitad de la humanidad no le hace daño ni al crecimiento ni al desarrollo económico, todo lo contrario”. Por tanto, si es que hay mediocridad, es otra, pero relacionada con la falta de creatividad, la miopía y el desaprovechamiento.

jueves, 2 de octubre de 2014

Al encuentro del largo plazo

Michelle Bachelet se enfrenta a una etapa de cuatro años que se hace breve para la envergadura de los cambios prometidos

MARÍA DE LOS ÁNGELES FERNÁNDEZ-RAMIL 1 OCT 2014 - 22:39 CEST. Diario El País (España).
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/10/01/actualidad/1412195951_326390.html


Tercer tiempo. Así se refieren los analistas políticos al momento que enfrenta el Gobierno de Michelle Bachelet. Aunque suena exagerado por cuanto recién ingresa en el segundo semestre de su primer año, debe colocarse en el horizonte de un periodo de cuatro años que se hace poco para la envergadura de los cambios prometidos. Contribuye el hecho de que el propio Gobierno se impuso un intenso ritmo, con hitos de cumplimiento de su programa, que ha debido combinar con emergencias como terremotos y megaincendios, el aterrizaje de una desaceleración económica que dio sus primeras señales en 2013 y el debate sobre la existencia de fenómenos terroristas frente a los cuales el sistema de inteligencia se observa obsoleto. El estallido de las dos últimas bombas, una con el resultado de una víctima fatal, ha cruzado el umbral de lo aceptable para una sociedad que, a pesar de su apertura económica al mundo, la distancia la hace vivir con una cierta ilusión de aislamiento. A las transformaciones estructurales prometidas en materia tributaria, electoral, laboral, educacional y constitucional, se vienen a sumar los dilemas del crecimiento, con una proyección del Banco Central para lo que resta del año entre 1,75% y 2,25%, así como la seguridad, no contemplada en el libreto. Está por verse si la derecha podrá capitalizar en algo por cuanto ambos temas constituyen sus tradicionales caballos de batalla. El estallido del llamado caso Penta, por el que importantes personeros de la Unión Demócrata Independiente (UDI) habrían recibido aportes irregulares a sus campañas en base al fraude del fisco, poco ayudará a ello. El escándalo viene a sumar la opacidad en el financiamiento de la actividad política a las ingentes tareas del Gobierno.

Entretanto, el eco de las alusiones al "nuevo ciclo" que caracterizaría la política chilena después del impacto de las movilizaciones estudiantiles del año 2011 se va haciendo más difuso y las pretensiones refundacionales de los sectores de izquierda de la coalición, confiados en mayorías parlamentarias, van cediendo ante la necesidad de conciliar intereses y puntos de vista diversos. La propia mandataria ha señalado que "las mayorías deben importar. Pero no es incongruente con la idea de que el progreso va más rápido por la vía del diálogo". Mientras algunos asocian este giro con una continuidad —en clave conservadora— con los tiempos concertacionistas y su política de acuerdos, en alusión a la coalición que gobernó el país desde 1990, por 20 años, otros ya ven los indicios de los cambios. Uno de ellos sería la reciente promulgación de la reforma tributaria que permitirá recaudar 8.200 millones de dólares cuando sea totalmente implementada, en el año 2018.

Pero hay otras señales como las del aterrizaje de la noción del largo plazo en la forma en cómo se piensan las políticas públicas. Voces como las del expresidente Lagos vienen señalando como un imperativo la necesidad de que el país se dote de una "mirada larga" si es que se quiere dar el salto al desarrollo. En primer lugar, se observa la recuperación de un rol más sustantivo para el Estado, considerado necesario para normalizar un modelo de radicalidad neoliberal inédito en el mundo. No es raro, entonces, la capitalización en curso de varias empresas estatales como la propia Codelco, pero también Banco del Estado, Enap y Enami así como la importancia que se le atribuye a la educación pública en un esquema donde la principal fuente de su previsión ha sido el mercado.

Para que la recuperación del crecimiento sea perdurable, la preocupación por la desigualdad no puede ceder

En segundo lugar, el hecho de que el Gobierno esté discutiendo grandes reformas simultáneamente obedece, entre otros factores, a una mirada intencionada de conjunto. Se asume que, de esta forma, se podrán desmontar los entramados sistémicos, de corte mercantil, cristalizados por más de treinta años. Por último, se observa un esfuerzo por recuperar para la política un pensamiento estratégico que permita anticipar los efectos de las tendencias estructurales en curso y proveer, de esta forma, la visión compartida de la que hoy carece la sociedad chilena. Los interrogantes que levanta la impugnación del modelo de mercado, que se pensaron zanjadas en las urnas por la vía de su preferencia por una fórmula de corte socialdemócrata en base a reconocimiento de derechos, se mantienen vigentes. A ello contribuyen los disímiles datos que proveen intermitentemente distintas encuestas de opinión pero también los disensos que se expresan en la calle. Se constata la realización, en distintos ámbitos, de ejercicios de planificación y de prospectiva que, si bien existieron en el pasado, eran más bien episódicos. Hoy se han convertido en necesidad para un Gobierno que aspira a reformas que trascienden su mandato. No hay que olvidar que, a partir del golpe militar de 1973, Chile abandonó el concepto de planificación del desarrollo. No es casual que la única repartición pública que contenía dicho término, el Ministerio de Planificación (MIDEPLAN) dio paso, durante la administración de Sebastián Piñera, al Ministerio de Desarrollo Social. De esta forma política exterior, energía, agua, obras públicas, ciudad, ciencia y tecnología, medio ambiente y transporte son algunos de los sectores donde la prospectiva y la planificación, en perspectiva de más de un período de gobierno, comienza a instalarse. Ello va en línea con las tendencias de buen gobierno que muestran la mayoría de los países de la OCDE. De una muestra de 32 de ellos, 78% tienen planes con sentido estratégico.

Aunque es pronto para ver los resultados de estos cambios, un desafío inmediato para el Gobierno será insistir en la necesidad de que, para que la recuperación del crecimiento sea perdurable, la preocupación por la desigualdad no puede ceder. Lo han advertido la OCDE, la CEPAL y el FMI, sumándose ahora el Foro Económico Mundial. Aunque reconoce que faltan más estudios, el organismo comienza a observar seriamente la desigualdad como el riesgo dominante que enfrenta el mundo, no solamente por la concentración de la riqueza sino también por el incremento de la desigualdad salarial. Sin embargo, en sectores conservadores y algunos enclaves del empresariado, advertencias como ésta parecen no inmutarlos.

María de los Angeles Fernández Ramil es analista política y ex presidenta de la Asociación Chilena de Ciencia Política. Twitter: @Mangeles_HM

martes, 2 de septiembre de 2014

La paix a besoin de femmes

Publication: 01/09/2014, Al Huffington Post Maghreb: http://www.huffpostmaghreb.com/marta-mauras/la-paix-a-besoin-de-femme_b_5747004.html?utm_hp_ref=email_share

Marta Maurás Devenez, Ambassadeur du Chili auprès des Nations-Unies à Genève
Maria de los Angeles Fernández, Analyste politique, ex-présidente de l'Association chilienne de sciences politiques
Marcia Covarrubias, Ambassadeur du Chili en Algérie
Carla Vidal, Directrice de l'Université Centrale du Chili

Le Chili est entré pour la cinquième fois au Conseil de Sécurité de Nations Unies en tant que membre non permanent le 1er renforcer le multilatéralisme et engagé avec la paix et la sécurité internationales sur la base des principes de non-intervention et du respect des traités internationaux. Dans ce cadre, il convient de focaliser la participation stratégique du Chili dans la promotion de l'égalité de genre des actions de paix et de sécurité. Cela pourrait se faire sous le l'appel "la Paix a besoin de Femmes", vu ce que l'on a considéré comme "la responsabilité de protéger" et son lien le plus concret, à savoir, la résolution 1325 en faveur des femmes en situation de conflit . Le fait que l'Assemblée Générale ait décidé une évaluation de la dite résolution en 2016 ne fait que lui conférer davantage de poids.

Plusieurs raisons avalisent cette proposition. En premier lieu, le fait que malgré tous les efforts déployés, les crimes de guerre et les violences à l'égard des femmes n'ont pas diminué. Les femmes sont non seulement les victimes chaque fois plus directe des conflits contemporains, mais l'on assiste à la recrudescence des attaques contre celles-ci, en tant "qu'armes de guerre".

En deuxième lieu, la traditionnelle invisibilité des femmes dans le traitement de ces affaires a commencé à changer. Une étude de ONU-Femmes de 2012 , statuait que sur 585 accords de paix conclus entre 1990 et 2010 , seul un 16% faisait mention des femmes ,pendant qu'un exigu un 3% faisait mention à la violence sexuelle .Aujourd'hui , le Conseil de Sécurité aborde ce fléau de manière systématique et le Conseil des Droits de l'Homme dans sa XXIII Session fait de même, non plus du point de vue d'une perspective générale , mais à partir de cas spécifiques comme la Syrie, le Soudan du Sud , l'Ukraine et la Palestine, alarmés qu'ils sont par l'escalade de la violence de genre dans les conflits. Une troisième raison réside dans le fait que notre pays est gouverné pour la deuxième fois dans son histoire par une femme de stature internationale ,qui fût la première Directrice Générale de ONU-Femmes.

De meilleurs résultats et une plus large cohérence pourraient être atteints en renforçant le lien opérationnel du principe de la « responsabilité de protéger « avec la résolution 1325: celle-ci pourrait être une excellente proposition pour travailler au sein du Conseil de Sécurité et dans d'autres fora politiques, humanitaires et de droits humains comme une base pour évaluer la dite résolution en vue de la promotion et la protection effective des droit humains des femmes dans les conflits. Des actions concrètes pourraient revêtir la forme d'une mission de paix composée d'hommes et de femmes qui serait mieux légitimée et plus efficace face aux populations locales, la présence de femmes facilitant le rapprochement, la confiance et le dialogue avec les femmes et les enfants. La désignation de femmes par le Secrétaire Général de l'ONU dans des postes sensibles de leadership constituerait aussi une avancée tout autant que le fait de continuer la janvier 2014. Il l'a fait avec une ferme volonté de contribuer à lutte contre la violence sexuelle comme un crime contre l'humanité, en adoptant des mesures concrètes pour la prévention, l'investigation et la sanction pour ces actes atroces.

La condition des femmes en tant que victimes de conflits armés est ratifiée par l'expérience internationale au même titre que l'importance du rôle que celles-ci pourraient jouer dans la construction et le maintien de la paix, et par conséquent de la sécurité humaine.

miércoles, 27 de agosto de 2014

Cuotas prometedoras

Si bien las cuotas son un ansiado anhelo del movimiento de mujeres, el proceso que las hará posible contiene señales tanto o más prometedoras.

por María de los Angeles Fernández - 26/08/2014 - 04:00. La Tercera.

LUEGO DE aprobarse en la Cámara de Diputados, la reforma electoral seguirá su discusión en el Senado. La Presidenta Bachelet planteó la necesidad de respetar dicha votación, pero no fue lo único. Advirtió que los objetivos de las cuotas de género no pueden ser burlados. Más concretamente, pidió evitar “chanchullos”.

El término revela bien lo que son las argucias partidarias. Tal es su preocupación por el bloqueo que enfrenta el talento femenino para ingresar al Congreso, que incluso mandó mensajes desde la lejana Angola. Es una forma de leer su elogio a la integración femenina en un país que lejano a la idea que tenemos de democracia, ostenta 34% de legisladoras.

La ley de cuotas, formulada en un equilibrio de no más de 60 ni menos de 40% de cualquiera de los sexos en la conformación de las listas electorales, recoge la experiencia comparada en términos de incentivos y obligatoriedad. La advertencia de su potencial incompatibilidad con las primarias se ha encontrado con intentos para bajarle el perfil. Señalan que éstas perderían asidero frente a una reforma que avanza hacia la proporcionalidad. Ello supone distritos más grandes y con posibilidades de presentar más candidatos.

Sin embargo, en un contexto dinámico y con una ciudadanía demandante por espacios de expresión, la exigencia de primarias es una posibilidad real. Es por eso que debiera avanzarse en una indicación que concilie los objetivos y las estrategias contradictorias a los que apuntan las cuotas y las primarias. Una forma, como lo han señalado las expertas, es la aplicación del principio de listas equilibradas en las elecciones primarias. Con ello, se introducen incentivos para que los partidos se esfuercen en la búsqueda de candidaturas competitivas de ambos sexos en los dos casos: para competir en primarias o, en caso de que no ocurran, para integrar las listas generales.

Las cuotas son una ansiada aspiración del movimiento de mujeres por cuanto contribuirán a enfrentar el déficit de representación política femenina, pero el proceso que las hará posibles contiene señales tanto o más prometedoras. Nos referimos a una coalición amplia y heterogénea de mujeres con habilidades de persuasión, movilización e incidencia. Por un lado, mujeres políticas, tanto del gobierno -especialmente las ministras de Segpres y de Sernam- como de los partidos; y por otro, el feminismo académico, los organismos internacionales y la sociedad civil. Algo parecido existió en los albores de la transición, denominado por Virginia Guzmán la “trama institucional de equidad de género”, aunque posteriormente se diluyó. Súmese a ello el nuevo intento por articular una bancada transversal femenina cuya inexistencia en Chile, junto a la falta de cuotas, nos convertía en una rareza en la región.

Aquellos que lamentan que la Nueva Mayoría todavía está al debe en su vinculación con el mundo social por cuanto se limita a una coalición de partidos, debieran tomar nota de esta experiencia de mujeres que construyen propósitos desde la diversidad política y social.

http://www.latercera.com/noticia/opinion/ideas-y-debates/2014/08/895-592959-9-cuotas-prometedoras.shtml

Cuotas de género y reformas políticas en Sonar Informativo


19 de Agosto de 2014, María de los Ángeles Fernández en Sonar Informativo.

jueves, 14 de agosto de 2014

Chile: Dilemas del ímpetu reformista

El País (http://internacional.elpais.com/internacional/2014/08/13/actualidad/1407965851_246887.html)
María de los Ángeles Fernández-Ramil 13 AGO 2014 - 23:37 CEST

La despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en casos de riesgo de vida de la madre, violación e inviabilidad del feto anunciada por la presidenta Michelle Bachelet en su discurso del 21 del mayo llegará tarde para muchas. Es el caso recientemente conocido de una niña de once años de la región de Los Lagos la que, luego de ser violada sistemáticamente por su padrastro, deberá ser madre. Si bien la medida formaba parte del programa de gobierno sorprendió por lo prematura en momentos en que la mandataria, bajo la idea de un "nuevo ciclo", busca corregir nuestra condición de país más desigual de los treinta y cuatro que componen la OCDE. Demasiados frentes abiertos, advirtieron algunos.

Aunque la presidenta ha señalado que confía en que será aprobada antes de que finalice el año, surgen interrogantes en momentos en que el gobierno inaugura lo que se ha dado en llamar su "segundo tiempo". A ello contribuyen declaraciones como las del actual secretario general de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, en su última visita a Chile. Con relación a la Nueva Mayoría, conglomerado de centro-izquierda en el gobierno, ha señalado que "es plural y hay temas valóricos en los que tal vez nunca legislemos".

Súmese a ello que reformas como la tributaria, que se suponía que sería un mero trámite por cuanto había sido previamente ungida por organismos de la talla del FMI y de la CEPAL, ha encontrado obstáculos tanto de contenido como de forma. Luego de un trámite exprés en la Cámara de Diputados, fue desde el Senado, que cuenta con una fuerte bancada DC que se resiste a reconocerse en coalición con el PC, de donde surgió la idea de impulsar un protocolo de acuerdo con la oposición de derecha. Ello ha prendido las luces de alarma, impugnando los intentos de resurrección de la llamada "política de los consensos". Esta, que fuera funcional a las condiciones de los primeros años de la transición, devino en símbolo de arreglos cupulares que habrían hipotecado las aspiraciones de transformación en el origen de la Concertación.

La ralentización de las reformas que alcanza también a una que, en educación, aspira a que Chile deje de ser el país con el sistema más segregado escolarmente dentro de la OCED, se explica también por otros factores de corto plazo: una baja en la estimación del crecimiento y en los índices de inversión así como por los datos más recientes de la encuesta Adimark de julio, donde la aprobación del gobierno y la propia Presidenta caen, así como las expectativas en la concreción de las reformas.

Pero hay factores de mediano plazo, de aquellos días post derrota electoral 2010, situados en el plano argumental que contribuyen, por medio de su repetición- no importa que sus bases empíricas sean febles-a la construcción de realidad. De esta forma, en primer lugar, se señaló que la inexistencia de mayorías en el pasado habría sido la base de la incapacidad para llevar adelante los cambios que la ciudadanía esperaría. Con el debut de las reformas de la nueva era, ello se ha traducido en el dilema mayoría vs. acuerdos. Si bien encierra una disputa hegemónica al interior del propio conglomerado entre la DC, que se autoasigna la función de bisagra de los acuerdos frente al sector progresista, que reclama fidelidad a un programa zanjado por mayoría en las urnas, también se sitúa en el plano de concepciones diferenciadas de democracia: consociativa vs. mayoritaria.

La disyuntiva, que planeará como una sombra durante todo el período, y que ya tiene a los analistas advirtiendo la necesidad de creación de fórmulas de resolución de controversias intracoalición, contiene supuestos no debatidos acerca del valor que se le asigna al rol y la calidad de las elecciones, pero que alcanza también a aspectos importantes de procedimiento. En este plano, cabe la pregunta acerca de cómo considerar la abstención entre elecciones que, en la última elección presidencial, ascendió a 52% así como la importancia de generar espacios de debate público en un país donde la confianza interpersonal asciende solamente a 13%. El resultado electoral es un aspecto, no el único, de la correlación de fuerzas al interior de la sociedad. La propia Bachelet parece consciente de ello por cuanto, en el viaje que se encuentra realizando a diversos países del continente africano, ha señalado que "las sociedades quieren ser consultadas de una manera más compleja y completa que el voto".

Adicionalmente, se complementó la explicación de la inexistencia de mayorías con la idea de que la Concertación no había logrado interpretar el país que había contribuido a cambiar durante dos décadas. Para ello, se encontró una solución: la sintonización con los movimientos sociales que hacen de la calle su territorio, por cuanto no abundan las vías de canalización de demandas entre elecciones, y donde al estudiantil se le otorga un estatuto superior. No en vano, es el que ha ido más lejos en impugnar el orden económico y social de mercado que ha servido como doctrina legitimadora de la elite. Por otra parte, las reformas han brindado la oportunidad, leída por algunos de forma poco compleja como derecha social, para el surgimiento de nuevas organizaciones como emprendedores y padres y apoderados. Como una manera de contrarrestar esta lectura, han surgido sectores que advierten que los chilenos quieren cambios, pero con moderación. De lo contrario, hubieran votado por candidatos más extremos.

La sociedad chilena entrega datos que nutren ambas visiones. Así lo demuestra el Informe de Desarrollo Humano del año 2012 según el cual la subjetividad de los chilenos estaría caracterizada por una disociación: la satisfacción consigo mismos pero, a la par, molestos con la sociedad. La ambivalencia y las paradojas del Chile actual desafían nuestros déficits cognitivos, parcialmente respondidos por informes como el señalado. De paso, le dan la razón al CEO de Enel, vinculado a HidroAysén, desahuciado proyecto hidroeléctrico en la Patagonia chilena, cuando señala: "Chile parece simple, pero es muy complejo. Cada vez me interesa más y lo comprendo menos".

domingo, 27 de julio de 2014

La paz de las mujeres

jueves 24 de julio de 2014



El papel de Chile en el Consejo de Seguridad de la ONU bien podría centrarse en en potenciar el papel de las mujeres como actores indispensables de los cuerpos internacionales de paz y reconstrucción.


Chile ingresó por quinta vez al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como miembro no permanente el pasado 1 de enero, con la firme voluntad de contribuir a reforzar el multilateralismo y comprometido con la paz y seguridad internacionales, con base en los principios de la no intervención y el respeto a los tratados internacionales. En el cumplimiento de esos objetivos, proponemos enfocar la participación de Chile en la promoción y protección de la igualdad de género de las acciones de paz y seguridad, atendiendo a lo que se ha considerado la “responsabilidad de proteger” y su vinculación más taxativa con la Resolución 1325 en favor de las mujeres en situaciones de conflicto.

¿Por qué hacemos esta propuesta? En primer lugar por el hecho de que, a pesar de los esfuerzos, los crímenes de guerra y la violencia contra las mujeres no han disminuido. Las mujeres  no sólo son víctimas cada vez más directas de los conflictos; además vemos el recrudecimiento de los ataques contra las mujeres como “armas de guerra”. En segundo lugar, la tradicional invisibilidad de la mujer en el tratamiento de estos asuntos ha comenzado a cambiar. Un estudio de ONU Mujeres de 2012 arrojaba que, de 585 acuerdos de paz entre 1990 y 2010, sólo 16% mencionaba a las mujeres. Sin embargo, el Consejo de Derechos Humanos recientemente abordó este flagelo, no solamente en una perspectiva general, sino en situaciones específicas, como Siria, Palestina y Sudán del Sur, entre otras. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados acaba de hacer apelaciones especiales en el caso de los refugiados sirios. En tercer lugar, si bien nuestro país no está en conflicto y, por tanto, no desempeña campañas armadas, sí tiene un rol relevante apoyando la labor que realiza Naciones Unidas. Ello no obsta para que la participación de Chile pueda ir más allá, centrándose en potenciar el papel de las mujeres como actores indispensables de los procesos de prevención de conflictos, promoción de la paz, justicia y reconstrucción con enfoque de seguridad humana.

Una misión integrada por hombres y mujeres permite una mayor representación de la población en el lugar donde se despliegue, siendo más rápidamente legitimada por los habitantes  locales. La presencia femenina facilita también el acercamiento con las mujeres afectadas, incentivando la participación de mujeres locales en los procesos políticos postconflicto. Además, se podría continuar la lucha contra la violencia sexual y apoyar técnicamente el desarrollo de instrumentos específicos de detección de violencia de género para prevenir el uso masivo de la violación y de otras formas de violencia sexual como arma de guerra.

La experiencia internacional ratifica la importancia del papel que pueden desempeñar en la construcción y mantenimiento de la paz. El gobierno de Michelle Bachelet bien podría desempeñar su rol como miembro del Consejo de Seguridad bajo el lema “la paz necesita mujeres”.

miércoles, 16 de julio de 2014

Lo dijo en Tiempos Modernos: martes 15 julio.

Esta mañana, Elena Dressel, conversó con la analista política y creadora del sitio “Hay Mujeres”, María de los Ángeles Fernández. Ambas analizaron el actual escenario de la igualdad de género en Chile y discutieron sobre la posibilidad de establecer una ley de cuotas para el parlamento.

jueves, 12 de junio de 2014

El código Bachelet

A la carga de expectativas colocadas en alguien que llega a ocupar la presidencia de cualquier país se suma, cuando de mujeres se trata, las relativas al género

Opinión El País 11/06/14 
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/06/11/actualidad/1402521817_342046.html

A la carga de expectativas colocadas en alguien que llega a ocupar la presidencia de cualquier país se suma, cuando de mujeres se trata, las relativas al género. Inevitablemente, se espera que defienda la propia causa. Ello reviste carácter de obviedad si es portadora de las banderas de la izquierda. En el caso de Michelle Bachelet se suma, además, el precedente de un mandato que no sólo ha merecido el reconocimiento del feminismo académico internacional por su defensa de los derechos femeninos sino que también pavimentó su camino a la ONU-Mujer.

Es por ello que su silencio de género durante la campaña electoral para retornar a La Moneda resultaba llamativo. Se vino a acentuar por el uso que la Nueva Mayoría, coalición que le sirve de sustento, hace de un programaque repite discursivamente tres ejes centrales de reforma (tributaria, educacional y nueva Constitución). La preocupación tiene su fundamento. Por un lado, el gobierno de centro-derecha presidido por Sebastián Piñera llevó a Chile a ocupar el lugar 91, entre 136 economías, del ranking de igualdad de género del Foro Económico Mundial. Por otro, por la discontinuidad de la paridad que la propia Bachelet señaló como misión imposible al nombrar su primer equipo de colaboradores del segundo tiempo.

Chile tiene hoy 39% de ministras.El nombramiento de la única de militancia comunista a la cabeza del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam) estuvo cargado de un simbolismo solamente superado por la polémica generada por el anuncio, incluido en el mensaje presidencial del 21 de Mayo, de una de las medidas contenidas en su agenda de género y referida a la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo. Esto se concretaría en caso de peligro de la vida de la madre, violación o inviabilidad del feto. Aunque se suele decir casi como mantra que Chile cambió, aludiendo como uno de los síntomas la presencia de mujeres en la cúspide de varios poderes (además de la presidencia, Senado, Tribunal Constitucional, Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y las dos principales federaciones estudiantiles),dicho cambio no es generalizado.

Ciertos sectores de elite integrista, que además controlan los consorcios periodísticos más importantes, insisten en mantener al país en el club de los cinco que, a nivel mundial, tienen las legislaciones más restrictivas del mundo en la materia, contrastando con una sociedad crecientemente liberal. Según la Encuesta Nacional UDP 2013, ha crecido el apoyo al aborto bajo las circunstancias antes descritas (superior al 60% y con un incremento cercano a 10 puntos en relación a tres años atrás). El gobierno, para evitar abrir frentes adicionales de conflicto con una Iglesia Católica que no ha escondido su irritación frente a la reforma educacional en curso, ha diferido el debate para el segundo semestre.

La agenda en marcha se complementa con propuestas tales como la creación de un Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género y una ley de cuotas de género que, asociada a la reforma del sistema binominal, uno de los resabios del régimen militar, tiene por objetivo el equilibrio en la conformación de las listas electorales de no menos de 40 ni más de 60 de cada sexo. En los balances realizados en 2010, luego de la derrota electoral que experimentó la Concertación, ya se planteaba que la participación política era una de las deudas que la transición tenía con las chilenas. La presencia femenina en el Congreso asciende hoy a un magro 15,8, frente al promedio regional de 25%.

Pero, para entender la dirección que podrá tener la igualdad de género en Chile, es importante poner el foco en otro aspecto menos evidente y conversado, relacionadocon la propia Presidenta y su liderazgo.¿Será por capitulación ante un poder que se reconoce, por ahora, incontrastable o bien porque el liderazgo, cuando de una mujer se trata, se debate cuando no se le reconoce? La reflexión acerca de lo que ella ha llegado a ser y cómo es relevante para las mujeres, no solamente para las que aspiran a desarrollar una carrera política, en tiempos de ralentización de la igualdad de género en el mundo.

Visto en perspectiva, pareciera que la pendiente para superar las barreras de ingreso a la esfera pública resultó menos trabajosa de las de ascenso, bien ejemplificadas en la metáfora del "techo de cristal" y cuyo debate experimenta nuevos bríos frente a la impenetrabilidad de los directorios de empresas a la incorporación femenina. En Chile, según Women Corporate Directors, 3,4% de mujeres ocupan cargos directivos, con sólo 2,9 en empresas IPSA. La trayectoria de una Michelle Bachelet, que ha llegado a ser para muchas alternativa frente al liderazgo tipo Thatcher, juzgado como masculino un tanto injustamente, permite análisis bajo consideraciones distintas a las del género como marco para el establecimiento de políticas igualitarias. El género puede ser visto, también, como estrategia para desactivar los obstáculos. Esta óptica fue anticipada por Michael Genovese en su libro seminal"Mujeres líderes en política. Modelos y prospectiva".

De una personalidad incómoda para la propia Concertación, experimentando un menosprecio inicial que reducía su adhesión popular al carisma o la mera simpatía, Bachelet ha hecho un tránsito que va desde la invocación del liderazgo femenino y su distintividad y la denuncia del sobremérito al que se ven sometidas las mujeres (femicidio político), hasta alusiones que la sitúan por encima de la propia política, que no es lo mismo que la "política de la antipolítica" acostumbrada por los populismos latinoamericanos. Un punto de inflexión se marcó cuando afirmó que a ella no podían aplicársele los códigos utilizados por los analistas masculinos para juzgar dicha actividad.

Sin embargo, poseer tanto poder no ha logrado que reconozca otra ambición que la movida por la idea de servicio. Así se constata en Yo, Presidente/a, de la periodista Paula Escobar. Sin duda, la mandataria chilena es un ejemplo de recodificación de la idea de "modestia razonable" acuñada por Simone de Beauvoir para hablar de los límites que debe enfrenta el talento femenino.

* María de los Ángeles Fernández Ramil es Politóloga, creadora de @Hay_Mujeres y expresidenta de la Asociación Chilena de Ciencia Política.

domingo, 8 de junio de 2014

Una mirada desde otro cristal

Publicado en La Nación Domingo, 11 de marzo de 2009

¿Seremos las mujeres más valientes? No lo sé, pero si la Presidenta se dejara guiar por la oportunidad y el dividendo fácil, habría dicho amén al puente sobre el canal de Chacao, y no asistiríamos a reformas capitales tales como la previsional o el Transantiago, con todos sus sinsabores.

El balance de una gestión gubernamental depende del cristal con que se mira. Le propongo una nueva óptica: el efecto de un Gobierno paritario en su vida cotidiana, y sólo desde algunos planos. Los interesados en las instituciones políticas vemos cómo estructuras tales como partidos políticos y el Congreso ostentan un paisaje masculinamente masivo, en contraste con la paridad femenina en el Ejecutivo. Habrá que esperar a los recambios en las directivas partidarias -cuando corresponda- y las listas de candidatos/as en las elecciones municipales, así como el comportamiento de partidos y parlamentarios con relación a medidas institucionales para la inclusión femenina (cuotas y otras). Otro ángulo es el de las políticas. No sólo la equidad de género ha sido contemplada en la reforma previsional, sino que el nuevo sistema de protección social evidencia la preocupación por los más desposeídos y vulnerables de la sociedad. Esta orientación ha sido destacada como una especial "ética del cuidado", que marca la gestión de las mujeres en cargos políticos. Otra dimensión son los estilos de trabajo. La capacidad de escucha femenina es algo distintivo. Si no, ahí están las comisiones (infancia, educación, previsión social, por ejemplo) y su utilidad, no sólo para obtener informes con solvencia técnica, sino para integrar la pluralidad de los distintos puntos de vista. ¿Seremos las mujeres más valientes? No lo sé, pero si la Presidenta se dejara guiar por la oportunidad y el dividendo fácil, habría dicho amén al puente sobre el canal de Chacao, y no asistiríamos a reformas capitales tales como la previsional o el Transantiago, con todos sus sinsabores. Podemos decir que la Presidenta, sin duda, "se la juega".

El ingreso de más mujeres en la vida política es una novedad, con implicancias simbólicas y consecuencias en los modelos de rol. El Gobierno partidario no se ha librado de la caricatura y del estereotipo (los parámetros de medición del ejercicio del poder político no son neutros, sino que están permeados por códigos masculinos). Confiemos en que desaparezcan cuando sea rutina el acceso femenino a este tipo de cargos.

La responsabilidad política

Publicado en La Nación el 27 de julio de 2007 

Cualquier reforma política futura no sólo tiene que cautelar la libertad de crítica política, sino la existencia de mecanismos diversos y crecientemente formales e institucionalizados para remover a quienes ocupan cargos políticos.

El reciente libro del senador Andrés Allamand, además de su malhadado título, tiene problemas metodológicos: está lleno de evidencias selectivas, muestras tomadas con pinzas para mostrar los traspiés de una coalición de Gobierno en sus 17 años de conducción. Sin embargo, algo es posible rescatar de él: la necesidad de recobrar el sentido de la responsabilidad política. Si bien atribuye la ausencia de éste a decisiones de la autoridad política, sospechamos que la explicación es más estructural y está directamente relacionada con nuestro régimen político. La implementación del Plan Transantiago ha acabado por ponerla en el tapete, máxime cuando se encuentra en pleno funcionamiento la comisión parlamentaria dedicada a investigarlo. ¿Por qué aparece ahora como importante la necesidad de que las autoridades políticas respondan por sus actos? El nuevo clima mental y la sensibilidad sobre la necesaria probidad y transparencia de los actos públicos, así como la idoneidad de quienes los ejercen, han llevado a una mayor conciencia acerca de esta figura y, muy plausiblemente, a una mayor indignación ciudadana cuando ello no acontezca. En la vida real, todo el mundo sabe que si hace mal la pega será removido. No debiera asombrarnos que la opinión pública se indigne frente a la tendencia de la política a escapar de estos códigos.

Como bien dice García Morillo, la responsabilidad política es producto de la civilización y ha sido un invento útil para evitar la enojosa alternativa de tener que seguir soportando a un incompetente o, en caso contrario, no tener otra salida que encarcelarlo. La sanción derivada de la exigencia de responsabilidad política, según dicho autor, tiene un carácter especial: con ella no se castiga una conducta ilícita, sino lícita. Enseguida, no se persigue tanto castigar o asegurar la reparación de un daño, cuanto ratificar la idea de que los gobernantes están al servicio de los gobernados. Lo que se sanciona, en verdad, no es haber actuado ilícitamente, sino la falta de idoneidad para el ejercicio de la función.

Pareciera conveniente reflexionar acerca de la generación de mecanismos institucionales que despersonalicen la decisión (que, en el presidencialismo, está concentrada en quien ejerce la presidencia) y que permitan responder por los actos, más allá de la necesaria rendición en momentos electorales. Algunos pasos se han dado, pero insuficientes. Entre las atribuciones fiscalizadoras del Congreso debutó, en el 2006, la interpelación. Los llamados a hacer un uso más recurrente de ella, la oposición, la evalúan como ineficaz, casi un mero trámite: los ministros interrogados pueden contestar lo que ellos quieran y no pueden ser interrumpidos.

Los nuevos tiempos resultan ser más exigentes con quienes ostentan el poder. Cualquier reforma política futura no sólo tiene que cautelar la libertad de crítica política, sino la existencia de mecanismos diversos y crecientemente formales e institucionalizados para remover a quienes ocupan cargos políticos, sumando instancias de rendición de cuentas y de fortalecimiento del Estado de derecho, en una perspectiva horizontal. Es esta una limitación más que evidencia nuestro presidencialismo en exceso. Sartori, en su momento, afirmó que “si los chilenos decidieran abandonar su sistema presidencial, estarían bien aconsejados, a mi juicio, si buscaran una solución semipresidencial y no parlamentaria”. Cualquier agenda democrática por venir no debiera ser miope a estos temas.

La cruel inspección de la igualdad

Es justo y necesario escandalizarse ante el fantasma del nepotismo en el otorgamiento de las becas presidenciales. A fin de cuentas, no es éste un vicio cualquiera. Bobbio advirtió que constituye uno de los tres tipos de corrupción, junto con el cohecho y el peculado por distracción. Además, pone el dedo en la llaga en un tema que suele escabullirse, salvo en períodos electorales: la profunda desigualdad existente. Lo preocupante es el tenor de la discusión pública sobre el tema, que raya en la anécdota (calificaciones más o menos obtenidas por algunos beneficiados, hoy en cargos de gobierno). Sin embargo, son varias las aristas que podemos identificar.

La primera, el encono contra Sebastián Dávalos Bachelet, en quien se graficó la denuncia. De paso, su casa de estudios también fue vapuleada públicamente. No pude evitar el recuerdo a Adrian Wooldrige, del diario The Economist, cuando señala que, “si bien importa el talento, tiene que ir ligado a la experiencia, a la ética, a un sistema de control interno, porque las personas talentosas pueden ser malvadas, desbalanceadas o codiciosas”.

La segunda, la omisión -no sabemos con qué intenciones- de que el actual gobierno impulsó la corrección del sistema de adjudicación desde su instalación. El periodismo, si pretende ser politológicamente informado, debe ser riguroso.

En tercer lugar, vayamos a lo medular: los mecanismos para alcanzar mayores cotas de igualdad. Panel de expertos y currículum ciego parecieran ser las piedras angulares de esta nueva etapa de las becas en cuestión. Sin embargo, cabe preguntarse por su efectividad y suficiencia. El magro tamaño de nuestras comunidades científicas y el fenómeno de la hiperespecialización conducen a que el silencio del nombre del postulante no evite totalmente su identificación. Por otra parte, los eventuales conflictos de interés de los expertos es algo que debe ser atendido.

Nuestros criollos paladines de la meritocracia silencian, en general, la mención a otras opciones de combate de la desigualdad: las medidas de acción positiva. Las más conocidas son las cuotas femeninas para cargos de representación popular. El obnubilamiento liberal, extendido como mancha de aceite, predica el fomento de políticas tradicionales conducentes a la igualdad de oportunidades.

Sin embargo, éstas son insuficientes si pensamos en situaciones o grupos que parten de una desigualdad real sustantiva (en este caso, las mujeres, con menos recursos, redes y tiempo), por más que la igualdad formal se haya conseguido. Si queremos superar la mera retórica, tratemos de ser serios y advirtamos los posibles peligros. Ya Dahrendorf, citando a Michael Young y su libro “El triunfo de la meritocracia”, nos interna en los peligros de las medidas radicales, que pueden derivar en el cambio de hegemonía de un grupo, por otro.

Llegan a la cima personas por su “mérito”, cerrando tras de sí las puertas una vez que han asegurado su status. Este panorama no deja de inquietarme y, a decir del autor, tiene poco de decencia, ecuanimidad y sentido común.

Género y dificultades partidarias

Publicado en El Mostrador, 28 de noviembre de 2007
 
La relación de las mujeres y los partidos políticos parece ser de agua y de aceite. Los últimos apuros que enfrenta la senadora Soledad Alvear, presidenta de la DC, para ordenar a un sector rebelde de sus huestes parlamentarias, son una muestra. Su expresión más reciente fue la negativa a apoyar el monto solicitado por el gobierno para seguir adelante con el Transantiago. Esta actitud se justificaría, según uno de los diputados del grupo, “en nombre de los santiaguinos humillados”. Olvida que pueden surgir consecuencias inadvertidas: que estos mismos santiaguinos sientan que esta actitud, no sólo no contribuye a mejorar su vía crucis cotidiano sino que se los abandona aún más y, de paso, se evita la posibilidad de poner el hombro a lo que los chilenos esperan de su clase política: el trabajo mancomunado para solucionar los problemas del país.

Así lo indicó la encuesta CEP de fines del año pasado, al menos, en lo relativo a la corrupción. Sabiamente Joaquín Lavín, dueño además de un talante conciliador, tomó las lecciones del caso.
El incidente se suma a los que ha tenido que enfrentar Alvear a la cabeza de su partido y remite a la necesidad de entender qué sucede en dichas estructuras, dado que la percepción generalizada de las mujeres políticas es que los partidos no son ni tan neutrales ni tan igualitarios como instrumentos democráticos para ambos sexos. La experiencia observable indica que las dificultades son la constante, independientemente del comportamiento individual y del tipo de liderazgo que momentáneamente se ejerza.

La senadora DC es un ejemplo de despliegue de un liderazgo de tipo transaccional. Su paso por dos importantes carteras, Justicia y Relaciones Exteriores, así como las reformas y negociaciones que llevó adelante, demuestran su habilidad política para las transacciones y lograr los objetivos propuestos. Lo curioso es que, a pesar de que este estilo está asociado a lo masculino, no parecer resultar suficiente, como tampoco el hecho de haber triunfado internamente en dos elecciones competitivas de su partido. Alvear, por lo demás, es el epítome de la abnegación en la materia: sólo una vez se limitó a decir, casi en un susurro, que “las mujeres enfrentan un poquito más de dificultades”, que los hombres.

El caso de la Presidenta Bachelet también es digno de observación por cuanto, a pesar de su pronta aclamación como candidata, el PS no ha dejado de darle más de algún dolor de cabeza. Su estilo de liderazgo pareciera ser más cercano a lo transformacional, colocando nuevas dimensiones en la sociedad chilena como es la igualdad de género y apelando a la cooperación y al diálogo. Ha dicho que le interesa tanto la ética del proceso como la ética del resultado. La eficacia decisional de esta opción está por verse.

Un caso a seguir es el de Hillary Clinton, que aspira a ser la candidata del Partido Demócrata en las próximas elecciones presidenciales. De ella se plantea que trata de equilibrar ambas dimensiones en su figura política, como una suerte de dios Jano: lo masculino y lo femenino. Pasa desde afirmar que ella no estaba para quedarse en casa cocinando galletas o preparando el té, o bien apela a lo sensible. Su experiencia en el comité de Servicios Armados del Senado y los contactos realizados como Primera Dama le otorgan una expertise más masculina. Dada su eficacia para conseguir recursos y su reputación, su partido está expectante, a la espera de las primarias de enero del 2008.

Optar por un estilo o jugar a dos bandas son distintas posibilidades que se abren para las mujeres en política. Más de alguien podrá acusar que el análisis feminista lleva a ver al género en todo pero, por otra parte, desdeñar su influencia -escudándose en las características individuales- representa una miopía inexcusable.

Bachelet y el capital moral

Publicado en La Nación el 5 de diciembre de 2007

Capital moral es prestigio moral en servicio útil. Tenemos indicios en los acuerdos en educación y seguridad ciudadana. Un líder puede movilizar postulados morales para establecer su autoridad.

Así como al entrar a una casa, la decoración evoca de inmediato a sus moradores y sus costumbres, lo mismo sucede con las encuestas de opinión. Sus preguntas pueden revelar más de las intenciones de sus artífices que del fenómeno que aspiran a entender. Es el caso de la Encuesta Nacional de Opinión Pública UDP 2007. Una de sus preguntas ha sido la favorita de los medios: "Respecto a las elecciones presidenciales del 2009 ¿cree que el próximo Presidente debe ser hombre o mujer?". La interrogante pudiera resultar inofensiva si no fuera por el sospechoso realce que ha merecido y la ausencia de una explicación de contexto. La intención es evidenciar que 54% de los consultados se inclina por alguien del género masculino para dirigir los destinos del país.

Si analizamos información adicional disponible, ese porcentaje no debiera llamar tanto la atención. Serias investigaciones indican que, en Chile, no existe todavía un cambio cultural. Al revisar un estudio tan importante como la Encuesta Mundial de Valores (WVS), realizado para Chile por MORI, los datos de 2006 corroboran esta impresión: Chile se habría desplazado, desde 1990 a la fecha, desde el cuadrante más pobre y tradicional, dejando el más pobre pero continuando en el más tradicional. La rápida transformación económica no habría ido de la mano de las transformaciones culturales, concluyendo que se necesitan al menos tres décadas para llegar a tener los valores que hoy se identifican con una sociedad moderna. Chile se caracterizaría, entonces, por un desfase entre sus desarrollos económico y cultural.

No es sorpresa, por lo tanto, que 54% de chilenos prefiera un Presidente. Más bien, lo revelador es que para más de un tercio (32%), el sexo del futuro presidenciable es indiferente.

Una investigadora sobre temas de género y política en Chile, Susan Franceschet, ha afirmado que "las mujeres tienen más oportunidad de ingresar en política cuando ciertas características y comportamientos (de género) son especialmente deseables de acuerdo al predicamento de que las mujeres son necesarias para humanizar la política". El que hoy tengamos una Presidenta, entonces, se explica más por la tesis de la "feminización" de la política que por la de "igualitarización" de las mujeres. Basta ver las últimas cifras para recordar cuánto falta todavía para lo segundo: Chile descendió ocho lugares en el ranking mundial de igualdad de género, según el informe del Foro Económico Mundial que, además, indica que nuestro país no ha logrado avances en materia de equidad entre hombres y mujeres. Otro reputado estudio, el Informe de Desarrollo Humano para 2007, informa que el país cayó dos puestos, recordando que uno de los indicadores que se consideran es "potenciación de género".

Otro aspecto de las encuestas son las interpretaciones acerca de la mayor adhesión en atributos que recibe la Presidenta, en comparación con su Gobierno. Por ser mujer, han dicho algunos. Pero la evidencia demuestra que esta condición no es inmunizante sino todo lo contrario: conduce a una mayor exigencia y a la sobrecalificación. Otros esgrimen que sería por el blindaje que conlleva la ocupación de la Presidencia. No deja de producir escepticismo que la institución presidencial, la más asociada a la experiencia política masculina, pueda servir de coraza de las críticas a una mujer.

Existen explicaciones alternativas para entender por qué los chilenos aún aprecian en porcentajes significativos atributos personales presidenciales como credibilidad, capacidad para enfrentar las crisis o liderazgo así como la profesión de cariño y de respeto, según la encuesta CERC de septiembre de este año. Nos referimos al "capital moral" de la Presidenta. Recordemos que, siendo ministra y luego candidata, desplegó un interesante portafolio de atributos como simpatía y carisma, inteligencia emocional y empatía.

Sin embargo, no es posible desconocer algo de lo que mucho se habló en su momento: su biografía. Su historia de vida, marcada por el dolor y por la reconciliación, por la capacidad de convertir el sufrimiento en una tarea constructiva, por lo que ella misma denominó "resiliencia", impactó a sus contemporáneos. Su trayectoria no resultó indiferente, porque el juicio moral es intrínseco en política. Es factible que esté latente en el imaginario de muchos chilenos que adhieren a su persona. Capital moral es, según Kane, prestigio moral en servicio útil. Ya tenemos los primeros indicios en los acuerdos logrados en educación y seguridad ciudadana. Un líder puede movilizar con fuerza ciertos postulados morales para establecer su autoridad. En el caso de la Presidenta, pareciera tratarse de un recurso que bien pudiera desplegar en el momento en que el país experimenta el ciclo del "salto al desarrollo", para lo que están todavía por construir los consensos básicos necesarios tanto en materia de reformas políticas como económicas.

Igualdad de Género: Primera escaramuza

Publicado en Diario Siete, 9 de Febrero del 2006.

Fue suficiente que la ministra designada del Sernam, Laura Albornoz, recordase la denominada Ley de Cuotas, incluida en el programa de la Concertación, para que aflorara el nerviosismo en las distintas tiendas políticas, demostrando tanto una sobrerreacción innecesaria como una pobre disposición a contribuir a los cambios prometidos, materializados hace rato en las sociedades modernas.

Moros y cristianos convergieron en la contienda electoral en que la desigualdad en Chile era escandalosa y que, si bien se requería con premura corregir la desigual distribución del ingreso, también se necesitaba promover la igualdad y la no discriminación asociada a factores tales como el sexo, la etnia, la religión, la nacionalidad y la edad, entre otros. En una sociedad como la chilena, fundar la movilidad social sólo en los méritos resulta insuficiente porque implica perpetuar las desventajas. Pareciera más afortunado acoger la idea de “igualdad compleja”, que implica observar normativamente los distintos eslabones del desarrolla del plan de vida de las personas y no sólo en el impulso inicial. Corregir las políticas sociales es un punto de partida, pero se requieren transformaciones culturales y cambios de mentalidad más profundos.

No es casual que, prematuramente, se instale en el ambiente la preocupación por la mayor presencia de las mujeres en cargos de representación política. Las diferencias en razón del género, si no son las más importantes, son las más emblemáticas. La ciudadanía de las chilenas ha padecido una cierta mutilación, producto de las condiciones particulares de la transición a la democracia, con su autocensura para intervenir en los denominados “temas valóricos”. No cabe duda que el criterio de paridad en el Ejecutivo no sólo es ejemplificador: servirá para estimular una revolución de las expectativas. Por otra parte, pareciera eficaz asociar este debate con las reformas políticas que se abrirán con la modificación del sistema electoral binominal.

Las cuotas son “acciones positivas”. Constituyen un sistema de porcentaje-meta, que parte de la constatación de que persisten desigualdades en el acceso de las mujeres al mundo político. Se trata de una medida de recuperación que tiene a compensar el desequilibrio, creado por la decisión social del trabajo que existe en desmedro de las mujeres, y a compensar el hecho de que no se las tome en cuenta en las distintas áreas de la vida social. Antonia García de León se refiere a ellas como una suerte de “intervención quirúrgica” necesaria ya que, en la competencia política, corren atletas de élite, los hombres, y atletas en fase de entrenamiento, las mujeres.  La carrera no está igualada, por lo que se requieren estos correctivos temporales que, dicho sea de paso, son incentivados por los organismos internacionales a los que nuestro país parece hacer caso omiso. Por otra parte, está claramente diagnosticado que la formulación de leyes, políticas y reglas con pretensiones teóricamente universalista… (Incompleto).

Sobre el debate y el género

La Tercera, 13-05-2005

“Alvear y Bachelet deben poseer una fortaleza personal y psíquica enorme, a diferencia de las medianías masculinas del Congreso y los partidos, toleradas, bien vistas y que pasan inadvertidas.”

Un reconocido experto electoral colombiano, ex asesor de candidatas, de paso por Chile, señalo que el enfrentamiento entre Alvear y Bachelet brinda la oportunidad para hacer una campaña de ideas ya que, al ser dos mujeres, desaparece el tema de género. Disentimos de esta apreciación. Desde el momento que una mujer alcanza un liderazgo visible, con posibilidades ciertas de alcanzar el poder, su biografia personal y política atraen la atención hacia la interrelación de percepciones, expectativas interpretación de experiencias vitales y mitos que configuran la definición social de la realidad y las funciones “propias” de cada género.

Una oportunidad para comprobarlo es el escenario post primer debate de la Concertación. Concedamos que el formato era rígido, contribuyendo a modelar una imagen parcial y selectiva. Asimismo, reconozcamos que las postulantes no sólo fueron incisivas, sino que pecaron en algunos casos de una condescendencia reverencial con los periodistas. Pero no podemos dejar de afirmar que las evaluaciones del debate que todavía estamos escuchando son un meridiano ejemplo, no ya de formulaciones apresuradas, sin de “sobreselección”, fenómeno relacionado con la forma con que las definiciones sociales afectan al género.

En primer lugar parece que se olvida fácilmente que Alvear y Bachelet son mujeres notables, con logros y conocimientos técnicos en distintas áreas que las respaldan. Para mas abundancia han logrado sobrepasar las barreras que obstaculizan el avance de las mujeres con ambiciones políticas, desarrollando estrategias para neutralizar estos obstáculos. Y no debiera caber duda de que deben poseer una fortaleza personal y psíquica enorme, a diferencia de las medianías  masculinas de las que están sembrados el Congreso y los partidos, toleradas, bien vistas y que, en todo caso, pasan inadvertidas (¿alguien ha comparado con los debates anteriores que hemos presenciado durante el periodo democrático?). En segundo lugar, se ven sometidas a exigencias de unos rendimientos excepcionales y diferenciales, dado que están en el punto de mira de la observación social, como pioneras que son.

Desde nuestra perspectiva, los ejes señalados por ambas, “dialogo social” y “desarrollo con valores”, suponen consignas esperanzadoras que el formato televisivo no contribuye a llenar de densidad. La primera, porque coloca el acento en la sequia de deliberación social que vive el país, desplazando la concepción de dominación jerárquica por una en la que las decisiones resulten de una conciliación de interese diversos, que no excluye necesariamente la capacidad de tomar decisiones cuando corresponda. El reciente informe del PNUD sobre el poder en Chile indica que los chilenos aspiran a un liderazgo con capacidad de escuchar y unir a las personas, para lo cual el atributo más relevante seria el ejercicio de una práctica comunicativa.
La segunda, porque nos invita a pensar en una gestión política más digna, mas allá del eficientismo ramplón, amparado en una difusión mediática y con dispendio irresponsable de recursos, que no soluciona de manera sustentable en el tiempo las necesidades de las personas.

El parámetro “andropresidencial” que fija las expectativas y actúa como el reflector con el que los analistas han evaluado el primer debate, no debería ser una sorpresa. Expresiones que hemos leído en estos días tales como falta de tonelaje político, ideas evasivas y ambiguas, falta de seguridad y asertividad e incapacidad de resolución desprenden un aroma familiar a visiones autoritarias, maniqueas e instrumentales del mundo, incapaces de identificar en este evento las dosis de habilidad política que se reflejan en las encuestas.

Se requieren más y adecuados espacios para que ambas puedan desarrollar, tal como plantea Patricio Navia en La Tercera, mensajes claros y simples que reflejen sus propuestas y sueños de país. Ojalá no falte voluntad y disposición en las elites políticas e intelectuales para escucharlos.

Mujer y política

Entrevista a Presidente Lagos Revista Mujer-La Tercera 21/08/05

En Chile, el sexo femenino constituye el 51,18% de la población en edad de votar y el 53% de los electores, pero sólo ocupa el 12.5% de los escaños en la Cámara de Diputados y el 4.1% en el Senado. Una realidad que lleva al país a ocupar el lugar 68 en el ranking mundial de representación femenina en el Congreso. El primer gabinete del Presidente Ricardo Lagos se destacó por entregar cinco plazas a mujeres, incluyendo la de Relaciones Exteriores, y posteriormente Defensa. Hoy, cuando las encuestas confirman el liderazgo de Michelle Bachelet y se habla de un gabinete con paridad de sexos, el Presidente analiza la situación de la mujer y las condiciones que deben cumplirse para elevar su participación real en política.
¿Dónde quedó el machismo que históricamente ha caracterizado a chilenas y chilenos? Se preguntan muchos al enfrentarse al liderazgo de Michelle Bachelet  en las encuestas de opción presidencial. El hecho que una mujer sea la primera opción para convertirse en próxima Presidenta de Chile no sería tema, aunque algunos aún miran con desconfianza debido a la baja participación femenina en política que se da en el país. Una situación que ubica a Chile en una baja posición a nivel mundial y también latinoamericano, pues ocupa el lugar 12 entre 18 países.
En el caso de las alcaldías, y aunque se observa una leve alza, la tendencia es similar: la proporción es de 12,1%. En cuanto al Poder Ejecutivo, las mujeres han encabezado como promedio el 20,1% de las carteras entre 1990 y 2003. El incremento más visible se detectó durante el tercer gobierno de la Concertación, pero la tendencia no se mantuvo en el tiempo. En cuanto a puestos de confianza ministerial (subsecretarías, secretarías regionales y ministeriales y jefes de departamentos y divisiones), la proporcionalidad de mujeres se sitúa en el 20% de los puestos.
La decisión del Presidente Lagos de nombrar a un importante porcentaje de mujeres en su gabinete, incluyendo carteras de adscripción tradicional no femenina, puede haber generado el efecto de inducir cambios en el sistema de valores, subjetivos y colectivos, que conformas la cultura política de los chilenos, impactando en las percepciones, actitudes y posibles comportamientos políticos de la ciudadanía. La posible emergencia de una mujer como jefa de gobierno puede ser, a la vez, causa y efecto de un cambio social y de una variación en la distribución del poder político entre hombres y mujeres. Sobre estos temas y el rol jugado por el Presidente Lagos, quisimos conversar con él.
-¿Cómo explica la paradoja de tener una mujer como probable Presidenta de Chile considerando la baja representación femenina en política o que todavía trabajen menos de la mitad de las mujeres en edad activa?
La lucha de la mujer por participación es similar a la de otros países en América Latina, pero la participación femenina en la fuerza de trabajo en Chile es muy baja. Creo que eso tiene que ver con la maternidad, dificultades de con quién dejar los hijos y de que tenemos, desde el punto de vista de educación parvularia, una cobertura baja. Hemos hecho un gran esfuerzo por aumentarla, porque esa es la clave de todo. Un número muy significativo de mujeres en Chile son jefas de hogar y la mujer jefa de hogar es madre y padre a la vez. No tiene tiempo para otras actividades que no sea el sustento.
En muchos países europeos la participación femenina en la fuerza de trabajo es muy importante como el segundo ingreso de la casa. Lo mismo sucede en Estados Unidos. Y cuando este segundo ingreso deja de ser necesario o indispensable, plantea qué se hace con el tiempo libre. En consecuencia, la vocación por una actividad pública surge de manera natural. Pero ese no es el caso en Chile.
-¿Las mujeres hacen política de manera distinta a los hombres?
Te voy a poner un ejemplo: ¿Concibes que dos hombres, que se aprestan a disputar la Presidencia en una primaria, se junten en un café para dar el vamos a la elección y que, cuando termina el proceso, porque uno de los dos se retira, se juntan en el mismo café? Uno no lo ve posible. Hay una forma de aproximación distinta. No es algo que tenga que ver con el sentimiento, pero creo que hay una forma un poco distinta de hacer política. También la mujer es más aterrizada, más concreta, y por eso es posible que lo haga mejor en una actividad ejecutiva que en una tarea parlamentaria. Esto no se ve en Europa, donde la mayoría de los regímenes son parlamentarios. Por lo tanto, la mujer en el Parlamento, cuando esté en el gobierno, puede ser ministro. En Chile, la división es muy tajante.
¿Cómo surge la idea de nombrar cinco ministras en su primer gabinete? ¿Había un número predeterminado de ministerios a ocupar por mujeres?
En el primer gabinete del Presidente Aylwin se nombró a una mujer a cargo de los temas de la mujer, por supuesto, y hubo un poco más de participación femenina entre ellos. A mí me pareció que había que dar un mensaje potente de incorporación de la mujer: en mi primer gabinete, de 16 hubo cinco ministras. Hicimos algo parecido al nivel de los intendentes. Creo que esto fue un elemento importante. Pero cuando dijimos pongamos cinco mujeres, no fueron cinco por algo determinado, sino porque quería dar un salto que fuera notorio.
-Pero su  gabinete no está terminando igual, en términos de porcentaje, ¿por qué?
Lo que ha habido es una rotación distinta. No he querido establecer un cuoteo de mujeres. Nombramos a la primera intendenta de Santiago. A lo mejor, en un próximo gobierno, la persona a cargo del Servicio Nacional de la Mujer será un hombre. Eso ya sería la culminación… ¿Por qué no? A lo mejor es una sorpresa que tiene reservada alguien.
Es verdad que hay ciertos ministerios que se identifican con género. El Ministerio de la Mujer, Educación, Salud, Planificación, por ejemplo. Vivienda ya parece más raro. Una mujer con casco es raro. Ahora, Relaciones Exteriores, menos. Es cosa de hombres. ¿Y qué decir de Defensa?
En Chile hubo dos mujeres en cargos que normalmente no eran los usuales, y creo que el hecho de que hayan sido dos mujeres que el país considera que están en condiciones de dirigirlo explica por qué en este Chile un poquito conservador en ciertas cosas no se produjo el debate de si una mujer puede ser Presidente. El debate de si una mujer puede o no puede ha estado ausente. Mi impresión es que si hubiera habido una sola, el debate habría surgido. Luego ha habido otras situaciones. En este periodo llega la primera mujer a la Corte Suprema, la primera mujer que es primera antigüedad es una de las instituciones matrices de las Fuerzas Armadas y eso empieza a generar otra situación. Y creo que va a haber un cambio, pero el cambio más importante se dará si somos capaces de modificar la relación con la fuerza de trabajo.
-¿Qué pasa, a su juicio, en el Parlamento, porque las mujeres políticas de todas partes del mundo plantean que la piedra en el zapato son los partidos políticos y, particularmente, el rol que éstos juegan en el proceso de reclutamiento y de selección?
Mi impresión es que eso tiene que ver con el modo de hacer política. Tienes que tener mucha paciencia para hacer política partidista y si los que van a determinar la participación son aquellos que, a nivel de política partidista, tienen sus propias “constituencies”, uno pierde mucho tiempo de debate, a ratos, es muy  grande. Ahí se van quedando muchas en el camino.
Si observamos el caso escandinavo, con notoria presencia de mujeres en las instituciones políticas, con porcentaje de ministras que, a veces, es mayor que el de hombres, lo que se produce es una composición de la fuerza laboral distinta.
-Se plantea que la presencia de mujeres en cargos de liderazgo político puede ser causa y consecuencia de cambios más profundos en la sociedad en la que se produce. ¿Hay en Chile un efecto de las medidas tomadas por usted?
Sí, estoy convencido de que mi decisión produjo algo.
-¿Qué hay que hacer para lograr que más mujeres se incorporen a las instancias de representación política y al mercado laboral?
El nivel de participación femenina en la fuerza de trabajo es el de un país subdesarrollado. Durante mucho tiempo, en Europa, salvo Holanda, todos tenían altísimos niveles de participación. ¿Cómo lo remedió Holanda? Con un alto grado de flexibilidad laboral. Los niveles de participación aumentarán si tienes mayores posibilidades de trabajo de tipo flexible: medios y cuartos tiempos.
El otro ámbito es generar facilidades para que trabajen y, en consecuencia, ahí cumple un rol la educación parvularia. Tenemos una situación de cobertura adecuada de cinco a seis años, más o menos 90% a 95%. Entre los cuatro y cinco años, prekinder, debe estar del orden del 60% y, de ahí para abajo, es muy abajo.
Lo tercero tiene que ver con la capacidad de inserción de las mujeres en tareas directivas que implican quitar más tiempo a la casa. Es distinto ser profesora full-time, que ser decano o rectora. En los cargos ejecutivos de la empresa sucede lo mismo. Luego, tienes el tema de que, cuando ambos trabajan, quién sigue a quién. Lo normal es que la mujer siga al marido. Son matrimonios muy sofisticados, por así decirlo, los que deciden una trayectoria por turnos. Yo tuve un subsecretario que me dijo que tenía que renunciar porque había interrumpido la carrera de su mujer, por ser subsecretario, y a su mujer le había surgido una oportunidad que le interesaba y sentía que debía seguirla, por lo que tenía que renunciar para vivir fuera de Santiago.
-¿Cómo influye su socialización familiar y la figura de su madre en su decisión de dar una señal nombrando más mujeres en cargos del Poder Ejecutivo?
Es interesante. Son cosas que están en el subconsciente. Mi madre fue madre y padre, por la muerte temprana de mi padre y porque él, antes, tenía una enfermedad. Las mujeres a mi alrededor son muy activas. La hermana de mi madre, Fresia, murió siendo alcaldesa. Había una familia donde las mujeres eran muy activas y hacían cosas como jugar tenis en el año 1920, que era algo muy raro.
-¿Qué le responde usted a la gente cuando le dicen “Presidente, Michelle no es Lagos”?
Que tienen toda la razón. Michelle tiene otros atributos que Lagos no tiene, y viceversa. Me parece injusto, porque lo que quieren decir es que este señor es mejor que esta señora. Y dicen eso mismo respecto de otros varones.
-Más de un comentarista ha comentado que el día de las elecciones los votantes, en la soledad de la urna, enfrentarán la aversión al riesgo y no se atreverán a votar por una mujer. ¿Cree que esto es factible que ocurra?
Creo que había mucha más aversión al riesgo votando a Lagos. Objetivamente. Y eso yo lo sentí en distintos momentos. Hoy hay mucho menos temor a votar por Michelle que el que había por mí. Creo que el temor del género no va a existir en la urna. No me he encontrado con nadie que me haya dicho algo así.
-¿Por qué no se pudo avanzar más en materia de igualdad de género en los años anteriores de la transición, a pesar del exitoso movimiento de mujeres?
Tiene que ver con un fenómeno cultural más profundo. La participación de la mujer forma parte de algo más amplio que se ha venido dando en el país, que tiene que ser por una culminación de procesos de transición. Mi sensación es que el proceso de estas mujeres candidatas forma parte de un proceso más amplio. Se derogó la pena de muerte, se derogó la censura, hay más salas triple X en Santiago, se modificó la ley de matrimonio… Hubo un proceso natural de maduración que, entre otras cosas, tiene que ver con el género.
-¿Qué va a pasar si gana una mujer con la figura y la institución de la Primera Dama?
A Luisa siempre le ha molestado esta institución de la Primera Dama, porque ella dice que por qué tiene que dejar ella sus actividades al elegirme a mí Presidente. En todas estas instituciones que preside la Primera Dama, lo que ha hecho Luisa es modificar los estatutos, de tal forma que el Presidente de la República nombra la directiva y se produce una profesionalización. Ella no lo hizo pensando en la posibilidad de que exista una mujer Presidenta, sino más bien pensando en que no quería que la próxima “Primera Dama” estuviera obligada a hacer estas cosas. La mujer de Sandro Pertini era arqueóloga y tenía sus actividades propias. Claro que si hay que hacer alguna tarea social y pública, por razones de protocolo, el Presidente debe estar con su esposa. Creo que las instituciones van a estar preparadas en el evento de que asuma una Presidenta y ella puede querer que sea una persona o varias personas las que tomen esas tareas. Luisa generó las estructuras para despersonalizarlas. Si una próxima Primera Dama quiere asumirlo voluntariamente, perfecto, pero si no quiere, está la solución.
-¿Piensa que este cambio cultural en materia de género forma parte de su legado?
Me encantaría pensar que tuvimos algo que ver en eso, porque esos son legados más profundos. La gente cree que los legados consisten en dejar un puente, un camino. Eso no es así. Los legados son más profundos.

 (*Directora de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales y ex presidenta de la Asociación Chilena de Ciencia Política)